Salomé Vuarant

“La identidad de la mujer pescadora está en construcción”

   


La investigadora del INES CONICET - UNER analiza el reconocimiento del rol femenino en la actividad como “un proceso en desarrollo”. Sin embargo, observa una creciente visibilización de su tarea en la cadena de trabajo, en sintonía con un fenómeno global.

Flanqueado por el Paraná desde el oeste y por el cauce del Uruguay hacía el oriente, el territorio provincial nombrado Entre Ríos, lleva esa denominación que lo representa y describe sus atributos. En un escenario rodeado de agua dulce y marcado por la cultura ribereña, la actividad pesquera ha tenido un rol protagónico en la historia de la economía regional. Y, las mujeres fueron y son pilares fundamentales para el desarrollo de la tarea. A través del estudio y el análisis de la realidad regional, la doctora en Ciencias Sociales Salomé Vuarant rescata la labor femenina en diferentes eslabones de esa cadena de trabajo.

Investigadora en el Instituto de Estudios Sociales (INES) --dependiente del CONICET y de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER)--, Vuarant explica cómo la reflexión sobre la propia labor contribuye a fortalecer una identidad de "mujer pescadora", tradicionalmente solapada.

En el Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales, la doctora en Ciencias Sociales destaca la tendencia creciente a la participación femenina en estas prácticas y su revalorización en redes económicas solidarias y populares.

-¿Cuál es la importancia de la pesca artesanal en Entre Ríos?

-Tal como lo dice su nombre, la provincia está rodeada de ríos: los más conocidos son el Paraná y el Uruguay, pero el Gualeguay también es importante y atraviesa el centro del territorio. La actividad pesquera, si bien existió siempre, ha ido cambiando en función de las transformaciones en los modelos de producción. Hacia la década del sesenta estaba orientada hacia el mercado interno, luego se abrió el juego y aparecieron otros actores como las acopiadoras o los frigoríficos. Se comenzó a industrializar la producción y, de la mano de este proceso, se abrió la posibilidad de exportación. Sin embargo, quienes estudiamos la pesca en la provincia, sobre todo desde 2000 en adelante, notamos que hay diversidad en la pesquería y que no todo se exporta. Hay mucha variedad de especies y de tipos de prácticas. El sur, más cercano a los puertos, está orientado fuertemente a la exportación, pero en la zona del norte se da una pesca más artesanal, relacionada al mercado interno y al abastecimiento de los circuitos gastronómicos locales.

-¿Cómo es este circuito productivo artesanal?

-Se ha comprobado que pescar de una forma más discrecional, en el sentido de no sacar tantas toneladas, e imprimirles un valor agregado a las piezas, es más redituable que venderlo a las acopiadoras y genera una red solidaria entre las familias.

A los pescadores artesanales, la normativa provincial les permite salir a pescar de lunes a viernes. Los fines de semana están reservados para la pesca deportiva. Por lo general, la captura se hace por las noches y las técnicas varían según la costumbre: en el norte, por ejemplo, se suelen tirar espineles o se pesca con tarro. Luego viene el trabajo en la costa, la limpieza de las piezas y, una vez que se llega al hogar, la etapa de procesado y del despinado, que es algo que no todos saben hacer y que frecuentemente es realizado por hombres, que guardan la circulación de ese saber. Luego se pasa a la venta. Si bien hay varias formas de vender el pescado, en los últimos años se incorporó valor a las piezas, a partir de la conformación de cooperativas y asociaciones que hacen hamburguesas, choripez y platos típicos de la zona. Hay muchos circuitos de ferias y mercados populares donde se pueden comercializar estos productos. En este proceso tienen intervención directa varios miembros de las familias pescadoras.

“Las mujeres empiezan a analizar las labores que realizan y esto contribuye a que reivindiquen su actividad como trabajo y ya no lo piensen como una ayuda al hombre".

-¿Qué labores realizan las mujeres en esta cadena de trabajo?

-Dividen su uso del tiempo cotidiano entre los cuidados familiares -suele haber familias muy numerosas- y el trabajo con el pescado. Cocinan y trituran lo capturado, lo utilizan para la alimentación de les hijes, y se encargan de la refrigeración y de la venta desde sus hogares a los demás habitantes de los pueblos costeros. También participan en trueques con otros vecinos: así consiguen pan, leche o huevos. Es una forma de abrir un flujo recíproco en su entorno y su comunidad. Como el trabajo productivo se traslada al hogar, dado que se utiliza la propia cocina para limpiar y elaborar los platos, conviven en la casa las tareas pesqueras con las demás.

-¿Cómo aparece la mujer en el imaginario de la actividad pesquera?

-La identidad de la mujer pescadora está en construcción. En algunos casos se está empezando a valorizar más y en otros no tanto. Estos trabajos de investigación ayudan mucho porque en ese ida y vuelta de la conversación, en el que se generan reflexiones en torno a su cotidianeidad, las mujeres empiezan a analizar las labores que realizan y esto contribuye a que reivindiquen su actividad como trabajo y ya no lo piensen como una ayuda al hombre. Puntualmente, en el caso de la ciudad de Concordia, yo destaco la participación que vienen teniendo las mujeres: organizan la fiesta de los pescadores artesanales y asumen un rol protagónico en la conducción y en la toma de la palabra.

Son intervenciones que las visibilizan. No solo en Argentina. En Chile las mujeres participan cada vez más en la cadena pesquera. Podemos decir que es una tendencia global, muy interesante en este 2022 que ha sido declarado por la ONU como el Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales. Decir que hay una identidad de mujer pescadora ya consolidada sería forzar el análisis; se va hacia eso, pero es un proceso en desarrollo.

-La UNER tiene un proyecto que apunta a reforzar la actividad en la región, ¿de qué se trata?

-Tirando redes es un proyecto de extensión enmarcado en la Facultad de Bromatología de Gualeguaychú. La idea es empezar a generar más conciencia sobre el consumo de pescado de río en la alimentación de las familias y en las escuelas, teniendo en cuenta su alto valor nutricional y la fuerte presencia de la práctica pesquera en la región. Se generó un trabajo interdisciplinario que tiene diferentes aristas con el objetivo de generar vínculos entre todos los actores de la cadena de pesca: pescaderías, pescadores y otras instituciones. El proyecto tiene una faceta artística, otra asociada a la manipulación de alimentos, en la que colabora una cooperativa gastronómica de la que participan egresados de la universidad y, también, un despliegue social en el que trabajamos con mapeos participativos, organizando talleres en distintos espacios con estudiantes y otros actores. Es una forma dialógica de construir el conocimiento. En términos generales, el propósito del proyecto es abarcar distintas esferas y problemáticas de la pesca artesanal y vincularlas con la comunidad, sobre todo en relación al consumo. Se ha generado un intercambio muy interesante.

 

FUENTE: https://www.pagina12.com.ar/480101-salome-vuarant-la-identidad-de-la-mujer-pescadora-esta-en-co